Plinio detuvo un dedo en el aire. Contuvo la respiración. Dejó que su mirada acariciara a aquellos extraños personajes que habían llegado hasta aquella ciudad de resonancias árabes y comenzó a relatar la más hermosa historia de amor.
Era un país pobrte y olvidado.
rechiquitito. Un país que tenía alma de volcán y ojos de poeta.
Un país del que nadie se acordaba. Un país amenazado por tiburones blancos, selvas abrasadoras y devastadores terremotos que se tragaban día a día, la iluisión, la fantasía y el futuro de los hombres y mujeres de aquella tierra irepetible.
Hubo una vez un país pequeñito,
Un país que tenía la mirada ardiente de un volcán y ojos de poeta.
Su mirada de poeta fue lo que la salvo del cataclismo al que parecía destinada. Odaer y Doris, Daniuel y Sergio... moldearon con barro y saliva, con fantasía y ternura, con agua y sangre, una mariposa leve, tan leve que nadie la prestó la más mínima atención.
Nadie se imaginaba que aquel ser tan diminuto atesoraba la fuerza de mil volcanes...
JESUS ANGEL REMACHA
Masaya, Monimbo...
ResponderEliminarJinotega, Momotombo
Ometepe, Ocotal
Estelí...
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