TIEMBLO. LLORO. ME SIENTO PERPLEJO.

Tiemblo. Lloro. Me siento perplejo

Llueve y lloro. y soy incapaz de leer. Y casi ni de mirarme al espejo. ¿Cómo hemos consentido los demócratas llegar a este destiempo?

Lloro y me desespero. Y no sé como voy a contaros que Franco sigue vivo. Que, al fin de cuentas, esto de la democracia sólo es un invento.

Lloro y mis lágrimas son las lágrimas de las víctimas. miedo de Lorca antes de ser fusilado. Las que lloré cuando asesinaron a mi Yolanda. Las lágrimas de los cientos de miles de víctimas que han vuelto a ser fusiladas, asesinadas de nuevo. Las de Marcos Ana, las de Julian Grimau. Y ahí esta Fraga, de rositas.

Lloro y tiemblo. Y rompo en pedacitos los pocos lazos que me unían a esta Expaña (así con x) tan obscena.

Un rey que aún aplaude al dictador, un poder judicial que lo saluda y respalda, una iglesia que aún le pasea bajo palio, un gobierno que calla y un Partido Popular que ríe y habla de cacería.

Lloro y tiemblo y ni Juan Eduardo Zúñiga ni Rafael Chirbes me salvan. A veces, la Literatura tampoco es una defensa contra las ofensas de la vida. A veces, la literatura es el espejo, la memoria de un tiempo terrible que vuelve a repetirse. Gracias Baltasar Garzón.

Borbones, Tribunales Supremos, Consejos del Poder Judicial, timotaros y cobardes, lucianos varelas meapilas varios... mi desprecio.

Mi más olímpico desprecio. JESÚS ÁNGEL REMACHA