Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos -dijo maestro Dickens.
Deje de ser maestro y fui el llanto de mis alumnas.
Mis ojos se apagaron un poco más y dejaron de leer a la velocidad de vértigo a la que estaban acostumbrados.
Murió el amor de mi vida y cerré mi casa, incapaz de soportar tanta soledad.
La tristeza ardía y me quemaba los ojos.
Viaje dando tumbos.
Un día, me detuve delante de un espejo y me asuste. No me reconocí.
Y recordé el cuento de El clérigo malvado de Lovecraft.
Fue el peor de los tiempos, el mejor de los tiempos -pensó Plinio.
Y Plinio arregló su casa y la pinto de gris. Puso suelos nuevos, techos nuevos, puertas blancas. Plantas en honor de su
abuelita. Y una Adelfa preciosa. La pobló de cuadros y libros. Fotos.
Recuerdos. De amores. De amor. De tanto amor...
Un día, se detuve a verla. Se sentó en el suelo y rompío a llorar. Y recordó a Miguel Hernández. Pintada no vacía... Pintada esta mi casa... Y recordó a su tía Pepi. Y, de nuevo, supo del amor.
Plinio cumplió ayer 58 años...
...
Acabé el día -cuenta- emocionado y radicalmente feliz. Conmovido por las decenas de felicitaciones de sus alumnas que le ruborizaron.
Feliz con el cariño de sus hermanos, sus sobrinos, su familia... Por el amor y la fuerza que le tienen..
Por sus amigas, sus amores- sus amigos- de este tiempo tan dilatado.
Dichoso consigo mismo por haber sabido esquivar el gesto de la muerte.
Ha sido un año intenso y hermoso. Triste y duro. Un año terrible y fantástico. Un año preñado de amores y sorpresas. De lágrimas. De
amores. De amor.
Un año de carcajadas.
De complicidades.
De ausencias.
Y, al final del día...
Una poesía.
El mejor de los regalos.
U
Gracias por Benedetti.
Hagamos un trato.
El día había amanecido con Li.
Jesús Ángel Remacha.
Plinio.
27 de marzo de 2014.
Deje de ser maestro y fui el llanto de mis alumnas.
Mis ojos se apagaron un poco más y dejaron de leer a la velocidad de vértigo a la que estaban acostumbrados.
Murió el amor de mi vida y cerré mi casa, incapaz de soportar tanta soledad.
La tristeza ardía y me quemaba los ojos.
Viaje dando tumbos.
Un día, me detuve delante de un espejo y me asuste. No me reconocí.
Y recordé el cuento de El clérigo malvado de Lovecraft.
Fue el peor de los tiempos, el mejor de los tiempos -pensó Plinio.
Y Plinio arregló su casa y la pinto de gris. Puso suelos nuevos, techos nuevos, puertas blancas. Plantas en honor de su
abuelita. Y una Adelfa preciosa. La pobló de cuadros y libros. Fotos.
Recuerdos. De amores. De amor. De tanto amor...
Un día, se detuve a verla. Se sentó en el suelo y rompío a llorar. Y recordó a Miguel Hernández. Pintada no vacía... Pintada esta mi casa... Y recordó a su tía Pepi. Y, de nuevo, supo del amor.
Plinio cumplió ayer 58 años...
...
Acabé el día -cuenta- emocionado y radicalmente feliz. Conmovido por las decenas de felicitaciones de sus alumnas que le ruborizaron.
Feliz con el cariño de sus hermanos, sus sobrinos, su familia... Por el amor y la fuerza que le tienen..
Por sus amigas, sus amores- sus amigos- de este tiempo tan dilatado.
Dichoso consigo mismo por haber sabido esquivar el gesto de la muerte.
Ha sido un año intenso y hermoso. Triste y duro. Un año terrible y fantástico. Un año preñado de amores y sorpresas. De lágrimas. De
amores. De amor.
Un año de carcajadas.
De complicidades.
De ausencias.
Y, al final del día...
Una poesía.
El mejor de los regalos.
U
Gracias por Benedetti.
Hagamos un trato.
El día había amanecido con Li.
Jesús Ángel Remacha.
Plinio.
27 de marzo de 2014.
3 comentarios:
Gracias por tanto
Gracias a ti
Eres una sorpresa.
Siempre.
Si sigues escribiendo así,
Me enamorare de ti.
Como me enamore
Con neruda
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