lunes, 2 de septiembre de 2013

CANCIONES DEL VALLE DEL CARCAVO

Viaje desde Galiza o Galicia hasta el valle del Cárcavo. Viajé con Belén y con Ana. Ana al fin, no quiso entrar en el valle de las sombras y la luz de la Habana. 
Allí, en aquel valle, ya lejos de mi Manuela, entre relámpagos que presagiaban tormenta, Belén que aseguraba ternura y, frío, mucho frío, asistí a un prodigio irrepetible, tan solo una vez en mi Habana...
Reí, lloré, me emocioné, supe de amor y de la muerte, del desengaño y el exilio, de la ternura y la tierra.
Viajé hasta el valle de Cárcavo, hasta Macondo, hasta aquel rincón del paraíso nombrado Waslala, que un día ayudé a crear. Llegué hasta aquel valle y allí, se obró, el milagro.
Un ángel llamado Lorena, que cantaba como los ángeles y tocaba la flauta me hechizó hasta convertir aquella noche fría en la más cálida de las noches. 
Pedro sereno y sublime tocaba la guitarra e incendiaba la noche. Con su voz, junto a Lorena, fue hilvanando con poemas de Federico, de nuestro Federico García Lorca...  un tapiz tan hermoso...
Iris tocaba el violonchelo hasta el llanto. No pude ver su admirar su sonrisa. Acabado el concierto, pude verla. Entonces entendí tanta belleza.
Toco el bajó Rodolfo, que nos hizo un último regalo, en la misma linde del valle...
Viajé, gracias a Belén, hasta el valle del Cárcavo, hasta Waslala. Viajé hasta el centro mismo de mi memoria, por eso, quizás por eso, me conmovió aquella habanera de ida y vuelta.  Los sefarditas y su estremecedor exilio. Lorca. Lorca, Lorca...
Y sobre todo por que Lorena, Pedro, Iris, Rodolfo y los habitantes de Aldea Sonora, me hicieron recordar, del latín re-cordis: volver a pasar por el corazón, que el valle del Cárcavo o Waslala, siempre anidan dentro de nuestros anhelos, de nuestros deseos, de nosotras y nosotros...  JESÚS ÁNGEL REMACHA 
Post Scriptum, escuchad las canciones de este valle, Aldea Sonora, las canta. 

1 comentario:

Jesus Angel Remacha Elvira dijo...

Si existen las Habaneras de da y vuelta...
Si uno puede regresar una y otra vez
A la ciudad de sus sueños...
Si uno uno puede amar a la mujer que habita...

Gracias, amor