jueves, 17 de marzo de 2011

HISTORIA DE UNA MAESTTRA. Josefina Aldecoa


MAESTRA
No es un buen día. No lo es. Se me muere ese lugar de la memoria en el que reside la República. Se me muere ese lugar en el que defiendo con ahínco, la Escuela Pública, la única posible, la única necesaria.
Joder, la única. 
Se me muere dentro del alma, Josefina Aldecoa. Mi maestra. Mi Historia de una maestra. La que me regaló aquel inolvidable libro: Los niños de la guerra.
¿Qué me queda? Romper los libros de texto a los que tanto detesto. Seguir sin hacer los exámenes que sigo sin hacer. Mosquearme y enfadarme a veces. Sentarme con vosotras -y vosotros- en corro y leer libros y más libros y mil libros más. Proseguir con nuestro cuaderno viajero, aunque a alguien no le guste... Que la gramática es intuitiva o no es nada...
Me queda levantar el puño, seguir defendiendo que en la educación, más que cabezas también hay corazones. Insistir en que la EDUCACIÓN PÚBLICA es un pilar esencial del Estado de Derecho.
Gracias maestra: gracias por tanto amor, gracias por lo que soy. Gracias por lo que fuiste. Por lo que eres. Por lo que serás siempre. JESÚS ÁNGEL REMACHA. 

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