martes, 15 de abril de 2008

POESÍA DE ABRIL. LUZ DE REPÚBLICA

Nada hay tan poderoso ni tan libre como la palabra. La palabra es como la honda del rey David- decía Anatole France. La palabra tira por tierra a los violentos y derrota a los fuertes. La palabra es un arma invencible: mantiene a raya a los enemigos de la libertad, a los felones, a los tiranos...
La palabra es el único vehículo del que disponemos para convencer a los débiles, a los descreídos, a los que siempre dudan... Con la palabra transformamos el mundo, creamos universos nuevos, construimos océanos y utopías. Con la palabra podemos derrocar las tiranías y poner cimiento a las verdades.
La palabra es, siempre, la primera en ser perseguida, porque desvela, descubre, advierte... subvierte: es definitiva: transforma. La palabra exacta es siempre subversiva porque cambia radicalmente la realidad. Ese es su valor.
La palabra fue la que llevó al exilio y la muerte a los mejores escritores y escritoras españoles. A las maestras y los maestros republicanos represaliados, depurados o fusilados por el franquismo. La palabra fue también la que expulsó de sus países a una toda una pléyade de escritores y escritoras latinoamericanos.
Contra la infame dictadura, contra el fascismo del general Franco, brillaron con fulgor las palabras de Rafael Alberti, María Teresa León, Max Aub, Luis Cernuda, José Bergamín, Pedro Salinas, León Felipe, María Zambrano, Pedro Salinas, Rosa Chacel, Clara Campoamor y tantos y tantos hombres y mujeres que conformaron la “Edad de Plata” quizás la Edad de Oro de las Letras españolas.
Una época única, de una ilusión indescriptible, la época de nuestra República. Aquella de las Misiones Pedagógicas, de la Institución Libre de Enseñanza; una época preñada de quimeras y esperanzas. La época de la creación del mundo: la Belle epoque. Aquella época que fue bárbaramente masacrada por el fascismo y por el silencio cómplice de las democracias europeas. JESÚS ÁNGEL REMACHA. (De "La memoria y la palabra")

No hay comentarios: