“Fray Diego de Landa arroja a las llamas, uno tras otro, los libros de los mayas. El gran inquisidor maldice a Satanás y el fuego crepita y devora. Alrededor del quemadero, los herejes aullan cabeza abajo. Colgados de los pies, desollados a latigazos, los indios reciben baños de cera hirviente mientras crecen las llamaradas y crujen los libros, como quejándose.Esta noche se convierten en ceniza ocho siglos de Literatura Maya.
En estos largos pliegos de papel de corteza, hablaban los signos y las imágenes, contaban los trabajos y los días, los sueños y las penas de un pueblo que había nacido antes de Cristo.
Con pinceles de cerda de jabalí, los sabedores de cosas habían pintado estos libros alumbrados y alumbradores, para que los nietos de los nietos no fueran ciegos y supieran verse y ver la historia de los suyos, la frecuencia de los eclipses, las profecías de los dioses, y para que supieran llamar a las lluvias y a las buenas cosechas de maíz.
Al centro, el inquisidor quema los libros. En torno a la hoguera inmensa castiga a los lectores. Mientras tanto, los autores, saben que la memoria no se incendia.
Cuando le queman sus casitas de papel, la memoria encuentra refugio en las bocas que cantarán, por los siglos de los siglos, las danzas, los sueños, la lluvia...” EDUARDO GALEANO
Conviértete en un sagaz reportero, observa algún hecho doloroso y reciente que haya pasado en algún lugar del mundo. Metete en el papel de cronista y cuenta lo que pasa, no con tus ojos, si no con los ojos de las victimas del suceso que trates. Puedes rendir un homenaje a las víctimas del 11M o los niños que murieron en el asalto a la escuela de Beslám. Mira las mujeres asesinadas... Piensa, escribe... JESÚS ÁNGEL REMACHA
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