miércoles, 18 de junio de 2008

ESTO ERA UN REY QUE TENÍA... 3

Eduardo se despierta entre las sábanas de raso de la princesa e intuye que ya es rey. Se da cuenta de que ya es rey. Y que como a todos los reyes le espera una vida regalada.,
Eduardo mira hacia su izquierda y vuelve a perderse entre las sábanas de Amaranta. Pasan las horas y horas después amanece y como Gerineldo cuando se encamó con la hija del rey, Berenice, se levanta dichoso, radiante, enamorado... sin sospechar que Plinio esta escribiendo su historia. Y que cuando decida le hará pasar un mal trago.
Eduardo, ya rey, se levanta, deambula entre las salas de oropel y violines del castillo, abre puertas prohibidas, advierte de secretos recónditos, se adueña de pócimas que le llevarán a la perdición y. al fin, se dirige hacia el comedor, donde presume que le espera, ya fuera de las sábanas, la vestida Amaranta.
Pero Amaranta tiene otros proyectos y sobre todo otras cosas que hacer. Y claro, no está en el comedor. Mohar, un pirata terrible está contando historias de los siete mares que la tienen boquiabierta. Esto ocurre desde hace días. Plinio ha decidido que al final de la historia Amaranta se marche con el pirata. (Ya se ha liado con él)

¿Qué pinto -se pregunta, en un castillo en medio del bosque cuando más allá de aquellas lindes de las que nunca ha salido, hay tesoros fabulosos, mágicas islas, otros piratas, palmeras al viento, desiertos de espejismos, elefantes, hormigas…
Eduardo ya está en el comedor. Se sienta. Desayuna como desayunan los reyes y, cuando ya ahíto está a punto de retirarse, advierte una caja de oro que lleva lacrado su nombre: Eduardo. Abre la caja. Dentro hay un libro. Eduardo lo abre perplejo y de pronto se olvida de Amaranta, del castillo, incluso de desayuno que acaba de tomarse. Dentro del libro están... JESÚS ÁNGEL REMACHA.
(¿Quién continua esta historia?)

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